Las tres hermanas, una leyenda en la milpa
( Pequeño homenaje a esas gentes que desde
Chiapas se esfuerzan cada día en mejorar este mundo y hoy han venido a conocernos…
que siempre les acompañen las Tres Hermanas)
¿Qué tienen para enseñarnos un maíz, una alubia y una calabaza? ¿Quién dice que la ciencia y los saberes ancestrales indígenas no pueden complementarse y nutrirse mutuamente? La leyenda de las tres hermanas nos enseña sobre la milpa, un sistema agrícola tradicional precolombino del cual tenemos mucho para aprender hoy en día, al preguntarnos cómo podemos repensar la forma en la cual producimos nuestros alimentos.
Las tres hermanas, los tres tipos de cultivos, forman parte de un sistema agrícola tradicional conocido como Milpa. Era la principal forma de cultivo en la época precolombina en la vasta región que se extiende desde el noreste de América del Norte hasta el sur de América Central.
La milpa es una forma de agricultura familiar que se ha mantenido a lo largo de muchas generaciones. Este sistema se basa en distintos cultivos en los que se intercala maíz con otras especies, como frijoles, habas, calabazas o papas. Varía de acuerdo a la disponibilidad de especies, el suelo, clima y saberes locales ( https://simientedisidente.com/la-milpa-tradicion-milenaria-de-agricultura-familiar/ )
Existen diferentes versiones de la leyenda de las tres hermanas…
Las Tres Hermanas (I)
Hace mucho tiempo, tres hermanas vivían juntas en el campo. Estas hermanas eran muy diferentes una de la otra, tanto en su estatura como en la forma en la que se presentaban y se movían.
La más pequeña era tan joven y redonda que solo podía trepar y estaba vestida de verde.
La segunda hermana llevaba un vestido amarillo brillante. Ella tenía una forma muy particular de moverse cuando el sol brillaba y el viento suave soplaba en su rostro.
La tercera era la hermana mayor, permanecía siempre muy derecha y elevada por sobre las demás hermanas, cuidándolas y previniéndolas de cualquier peligro. Ella llevaba una manta color verde pálido y tenía el cabello largo y amarillo, el cual ondeaba en la brisa.
Sólo había una cosa en la que las tres hermanas se parecían, sin embargo. Ellas se amaban muchísimo, y siempre permanecían juntas. Esto las hacía muy fuertes.
Un día un pájaro extraño vino al campo: un cuervo. Él hablaba con los caballos y otros animales y esto capturó la atención de las hermanas. Más tarde, ese verano, la hermana más pequeña y joven desapareció. Sus hermanas se entristecieron.
De nuevo el cuervo regresó al campo para recolectar juncos a la orilla del río. Las hermanas que aún permanecían juntas, observaron su rastro cuando él se marchó y esa noche la segunda hermana, la del vestido amarillo, también desapareció.
Ahora, la hermana mayor era la única que quedaba. Ella continuaba erguida en el campo. Cuando el cuervo vio cuánto extrañaba a sus hermanas, las trajo de regreso y ellas volvieron a ser fuertes de nuevo.
Las Tres Hermanas (II)
Una noche de invierno y nieve, tres mujeres llegaron a una comunidad, una vestida de amarillo, una vestida de verde y la otra de naranja. Las personas compartieron con ellas los pocos alimentos que tenían, dado que en esa época del año la comida escaseaba. Las tres mujeres, en agradecimiento por la generosidad de las personas, revelaron su identidad y se entregaron a ellos transformándose en semillas, para que nunca más pasen hambre:
Semillas de maíz, alubias y calabaza.
La relación
Cada una de las plantas tiene su propio ritmo y secuencia de germinación; su orden de nacimiento es importante para la relación entre ellas y para el éxito de la cosecha en general. Por ejemplo, el choclo debe nacer primero para que su tallo sea donde la arveja se enrede.
Un mapa de equilibrio y armonía, donde las tres contribuyen sinérgicamente al rendimiento general mediante el uso eficiente de la tierra, el agua, los nutrientes y la luz.
Y no termina ahí. Además del maravilloso proceso de crecimiento colaborativo, se complementan a la perfección en la alimentación, por los nutrientes, y en la cocina, por los sabores. Por eso se encuentran en un sinfín de preparaciones como guisos y estofados.
El valor nutricional es tan alto que puede sostener a una comunidad entera, proporcionando la tríada de nutrientes perfecta: los carbohidratos del maíz, las proteínas de las alubias y las vitaminas de la calabaza.

En este reporte científico publicado en la revista Nature, las y los autores evaluaron los datos de una encuesta a 989 hogares agrícolas de pequeña escala en el Altiplano Occidental de Guatemala. El reporte sostiene que la diversidad del sistema de cultivo milpa es mejor que un monocultivo de maíz respecto a ciertas variables, proporcionando las cantidades diarias recomendadas de catorce nutrientes esenciales, según un indicador de Adecuación Potencial de Nutrientes (PNA). En esta investigación se destaca el papel fundamental del sistema milpa como fuente de seguridad alimentaria y nutricional, proporcionando tanto macronutrientes (almidón, proteínas, grasas) como micronutrientes (vitaminas y minerales).
Esto puede ayudarnos a reflexionar sobre el potencial que tienen ciertas prácticas agroecológicas basadas en policultivos – como la milpa – y no en monocultivos para mejorar considerablemente la nutrición de hogares y comunidades de pequeños agricultores.
Nuestras formas de cultivos reflejan la relación
Las diferentes formas de cultivar no solo reflejan las diferentes escalas y objetivos de nuestro trabajo, sino también nuestras relaciones. La cosmovisión occidental ve a las semillas como mercancía y las plantas como un engranaje más del campo convertido en fábrica. Los monocultivos de maíz, se asemejan más a clones escalofriantes, que nada tienen que ver con las tres hermanas donde hay un vínculo poderoso y un pacto de reciprocidad.
En cambio, en muchas cosmovisiones indígenas las plantas están imbuidas de espíritu, de una manera que la visión occidental reserva solo para los humanos. La leyenda de las tres hermanas nos muestra claramente eso: las plantas son portadoras de regalos, son personas y maestras.
Después de todo, ¿Quién más tiene la capacidad de transformar la luz, aire y agua en alimento y medicina para compartirlo? ¿Quién más cuida de la humanidad tan generosamente como las plantas? En la sabiduría indígena hay un acuerdo intrínseco: cuidamos a las plantas y ellas cuidan de nosotras y nosotros. La relación que tenemos con nuestros alimentos y el suelo está escrita de manera muy clara en la tierra.

Las tres hermanas nos hacen valorar la importancia de recordar el saber ancestral y son una bella muestra de reciprocidad en la naturaleza. Nos recuerdan nuestra interdependencia y vemos claramente la riqueza de la diversidad en todas las conexiones que surgen de ella.
Sobre un texto de Victoria Herbas publicado por Ahora qué?