Informe Planeta Vivo 2020
El planeta se está transformando más rápido que nunca. Las cifras de pérdida de ecosistemas, biodiversidad y degradación que se acaban de presentar en el informe Planeta Vivo 2020 son, nuevamente, una alerta que evidencia cómo se están sobreexplotando los recursos en todo el mundo.
De acuerdo con este informe, de las casi 21 000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios analizados en todo el planeta, el 68 % en promedio muestra un declive, un descenso registrado entre 1970 y 2016.
Ese cambio ocurre, principalmente con la conversión de hábitats nativos como bosques, praderas y manglares en sistemas agrícolas, mientras que gran parte de los océanos ha sufrido sobrepesca.
“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad, expuso Roberto Troya, director regional de WWF para América Latina y el Caribe.
Indice Planeta Vivo
Como uno de sus parámetros más relevantes dio a conocer el Índice del Planeta Vivo (IPV) que mide la abundancia de casi 21,000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios a nivel global.
El ÍPV calcula cambios porcentuales medios en términos de abundancia entre 1970 y 2016 y en el de América Latina y el Caribe se encontraron tendencias negativas de reptiles, anfibios y peces, afectados por una variedad de amenazas.
Este año incluyó casi 400 especies y 4.870 poblaciones más que el Informe de 2018, con una representación mejorada en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente especies de anfibios.


Usos del suelo
De acuerdo con el Informe, en América Latina y el Caribe la pérdida de biodiversidad se debe en un 51,2 % a los cambios de uso de suelo, incluyendo la pérdida de hábitat y la degradación de los suelos.
Cambios provocados por agricultura insostenible, infraestructura, crecimiento urbano, producción de energía y minería, mientras que para los hábitats de agua dulce, la fragmentación de ríos y arroyos y la extracción de agua.
“La producción de alimentos, la biodiversidad del suelo proporciona una amplia gama de funciones y servicios de los ecosistemas”, explicó Luis Germán Naranjo, director de conservación y gobernanza de WWF Colombia.
Señaló que la pérdida de biodiversidad también amenaza la seguridad alimentaria y el reto “consiste en modificar las prácticas agrícolas y pesqueras, muchas insostenibles, en unas que produzcan la comida nutritiva que requerimos y protejan la biodiversidad”.
Eso significa el uso de prácticas agroecológicas, reducir el uso de químicos, fertilizantes y pesticidas así como proteger a suelos y polinizadores.
El informe también precisa que, desde el siglo XVIII, casi el 90 % de los humedales del planeta ha desaparecido. “Al afectarse los sistemas de agua dulce no solo afectamos a las especies sino principalmente a nosotros mismos”, comenta Naranjo.
El índice de Planeta Vivo solo recoge datos de especies de vertebrados, debido a que han recibido mayor seguimiento. Sin embargo, los investigadores a cargo de esta evaluación proponen incorporar datos sobre especies de invertebrados. En comparación con el informe de 2018, el reporte de este año toma en cuenta a casi 400 especies nuevas, especialmente anfibios, y 4 870 nuevas poblaciones.
“La pérdida de biodiversidad no es una mera cuestión ambiental, sino un auténtico desafío para la economía, el desarrollo y la seguridad global […]. Se trata de una cuestión de autoprotección”, precisa el reporte.
Fanny Cornejo, coordinadora regional del Grupo de Especialistas en Primates para la sección del Neotrópico de la UICN, considera que la reducción de las poblaciones es “una pérdida gravísima, entre otras cosas, por los roles de estas especies en la salud de los ecosistemas”.
Cornejo menciona que algunos de estos efectos no serán visibles de forma inmediata. “Muchas especies pueden haber perdido poblaciones importantes que en estos momentos no pareciera tener un efecto serio, pero está ocurriendo lo que se conoce como ‘deuda de extinción’. Y es cuestión de tiempo para su desaparición”, explica la también directora de Yunkawasi,
Salud amenazada
El informe explicó que los daños al medioambiente además de perjudicar la capacidad de los sistemas naturales crean nuevas amenazas para la salud y como ejemplo mencionaron la pandemia de la COVID-19 que ha provocado casi 900.000 muertes.
Recordaron que aunque los orígenes del coronavirus son inciertos, hasta el 60 % de las enfermedades infecciosas actuales proceden de animales, y tres cuartas partes de éstas de animales silvestres.
“La pérdida de hábitats, la modificación de ambientes naturales y, en general, la pérdida de biodiversidad son factores que han propagado las enfermedades infecciosas emergentes”, comentó María José Villanueva, directora de conservación de WWF México.
“Las enfermedades que se originan en animales causan casi 3 millones de muertes cada año. Para prevenir futuras pandemias tenemos que cambiar y restaurar la relación de la humanidad con la naturaleza”, finalizó.
“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un coste muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad. La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto para la economía, el desarrollo y la seguridad global”, señala Enrique Segovia, Director de Conservación de WWF España.
El informe recuerda que “la biodiversidad desempeña un papel crucial para el aprovisionamiento de comida, fibra, agua, energía, medicinas y otras materias primas”. El reporte precisa que la biodiversidad resulta clave para la regulación del clima, calidad del agua, la polinización, el control de inundaciones y de grandes mareas.
La vegetación que desaparece
El informe Planeta Vivo 2020 también alerta sobre la pérdida de vegetación. “El número de plantas extinguidas documentadas es el doble que la de mamíferos, aves y anfibios juntos”, se precisa en el documento.


El reporte también hace referencia al estudio Plantas verdes en rojo: una evaluación global de referencia para el Índice de Muestras de Plantas de la Lista Roja de la UICN, publicado en el año 2015, que analizó una muestra de miles de especies representativas de la biodiversidad vegetal global y demostró que una de cada cinco especies (22%) estaba amenazada de extinción, en su mayoría en zonas tropicales.
“Existe el concepto denominado ‘plant blindness’, que se puede traducir como ceguera hacia las plantas”, comenta Reynaldo Linares, investigador del Instituto Smithsonian para la Biología de la Conservación, en referencia a que percibimos como biodiversidad principalmente a los animales y la mayoría de los estudios están enfocados en esta biodiversidad.
Linares explica que todo está basado en interrelaciones y en el intercambio de materia y energía entre las especies, por lo tanto, si se saca el componente vegetal clave en un ecosistema todo se cae. “La consecuencia última es el colapso”, precisa.
“Las actividades humanas han ido degradando y destruyendo de forma creciente los bosques, praderas, humedales y otros ecosistemas importantes, amenazando el propio bienestar humano. Hasta un 75 % de la superficie terrestre no cubierta de hielo ya ha sido significativamente alterada”, señala el informe Planeta Vivo 2020.
Iván Arnold, director de la Fundación Naturaleza Tierra y Vida (Nativa), señala que se trata de una realidad totalmente alarmante “por el deterioro del planeta”. Al igual que Linares, Arnold considera que las plantas, a pesar de su importancia, tienen menos protagonismo que otras especies, por lo tanto, destaca que en este informe se haga énfasis en la situación de las plantas silvestres y los bosques.
América Latina y el Caribe también es señalada como la región donde la deforestación y fragmentación del hábitat avanza de manera acelerada.. “La mitad de la causa de la pérdida de diversidad se debe a la pérdida de hábitat”, señala Villanueva de WWF México.
Naranjo de WWF Colombia señala que el cambio en los patrones de uso de la tierra y el avance de frontera agropecuaria son claves en la deforestación de los bosques y la Amazonía en América Latina.
“Los frentes de deforestación noroccidental y sur oriental de la Amazonia han estado activos. Estamos perdiendo la conectividad entre la Amazonía y Los Andes. La colonización del sur de Brasil también es alarmante. En Colombia, Bolivia, Perú y Venezuela también se han dado cambios drásticos por la deforestación”, señala Naranjo.
Un poco de esperanza
Pese a las cifras alarmantes, el reporte también indica que existen ecosistemas que aún se mantienen prácticamente “sin huella humana”. Entre estos lugares se consideran algunos sectores de la Amazonía sudamericana, principalmente en Brasil. “Aún existen áreas de conservación muy grandes”, comenta Naranjo.
A esta esperanza se suma Villanueva, quien asegura que existen soluciones que pueden revertir estas pérdidas. “No se trata solo de un tema ambiental, ni de los conservacionistas y ministerios del ambiente, es un problema que involucra a todo el mundo”, agrega la directora de WWF México.
Según el informe, son tres los tipos de intervenciones centradas en revertir esta curva de pérdida de biodiversidad. La primera es el incremento del esfuerzo de conservación que incluye una mayor extensión y gestión de las áreas protegidas, así como más esfuerzos en restauración y planes de conservación a escala paisajística.
La segunda es una apuesta por una producción más sostenible, tanto en la producción como en el comercio de alimentos. Y la tercera se basa en un consumo más sostenible que contempla una reducción del desperdicio de alimentos e incluye cambios en la dieta, con miras a una menor ingesta de calorías de origen animal en los países con alto consumo de carne.
Villanueva recuerda que la pérdida de hábitats y biodiversidad, así como la modificación de ambientes naturales son factores que han propagado enfermedades como el COVID-19. “Para prevenir futuras pandemias tenemos que cambiar y restaurar la relación de la humanidad con la naturaleza”, señala la directora de Conservación de WWF México.
“Son cambios profundos pero esta pandemia ha demostrado que querer es poder, porque hemos visto un vuelco de acciones para atender la emergencia de manera inmediata. Hace años que pedimos acciones para enfrentar el cambio climático, pero estos son lentos. Sin embargo, con un poco de voluntad política se puede lograr”, concluye Villanueva.