El porcino pirenaico a pequeña escala crea la asociación Porc Libre
La Asociación Porc Libre (Porcicultores libres del Pirineo aragonés) integra unas 25 explotaciones de porcino de las cuatro comarcas pirenaicas de Aragón que se denominan “libres” porque son propietarios de los animales, de las instalaciones y de los medios de producción, y no están integradas en grandes integradoras.
Son granjas pequeñas, de carácter familiar y que llevan décadas instaladas en el territorio. La asociación se presentó en la pasada Expoferia de Sobrarbe con el objetivo de hacer llegar a la opinión pública su diferenciación respecto a las grandes granjas.
La ausencia de grandes concentraciones de animales evita los problemas de exceso de emisiones, de purines o de cadáveres que podrían tener las macro granjas que en los últimos años se extienden por el territorio y que han hecho surgir una corriente de oposición en la opinión pública.
La presidenta de la asociación, Pilar Fumanal, que tiene una explotación en Guaso con 210 madres a ciclo cerrado resumía en el acto de presentación: “Hasta la llegada del modelo de integración, con sus enormes instalaciones, la cría de cerdos nunca fue un problema. Por eso queremos que la opinión pública, tan crítica en ocasiones con nuestro sector, conozca que hay otros medios de producción. Somos conscientes de que trabajamos con vida, continuando un oficio heredado de nuestros padres que queremos dejar a nuestros descendientes. Por eso no queremos contaminar la tierra ni dejarla en mal estado, porque el futuro de nuestros hijos depende de nuestras actuaciones”, afirmó.
Porc Libre quiere enmarcarse bajo el concepto de ganadería de montaña, que se asocia más al vacuno y el ovino. El porcino no recibe subvenciones y la explotación tradicional, pequeña y familiar, merecería considerarse al mismo nivel que las de otros sectores, pues este modelo, aunque rentable, es mucho más costoso que el de las grandes granjas o las instaladas en el llano.
Las 25 explotaciones de la asociación reúnen unas 8.100 plazas de madre (lo que hace una media de poco más de 300 por explotación) y 47.300 plazas de cebo, con un impacto económico de más de 25 millones de pesetas de facturación anual, y 75 trabajadores directos y alrededor de 225 indirectos.